REDENCIóN
Posted by Mariana Scaravilli on Oct 9, 2017

 

I

La Creación ha sido hecha para funcionar, y para funcionar bien.

Parte de la ecuación fue que era libre de funcionar bien, o no.

Así, parte de la ecuación fue que (al menos en algunos momentos y lugares) probablemente no lo haría.

Así, parte de la ecuación fue que la Creación podría necesitar algunos arreglos y ajustes finos.

Incluso un pequeño reajuste; incluso,  una gran reparación.

Hay una libertad necesaria, en las partes subordinadas de la creación, para que la Creación pueda ser creativa.

Esta es nuestra libertad: que, si lo deseamos, podremos cooperar con la Creación en despliegue.

Esta libertad es nuestro derecho como seres humanos.

Esta libertad es también nuestro deber como seres humanos.

Así, nuestro derecho y deber son lo mismo.

El precio a pagar por esta libertad es honrar el deber.

La recompensa por honrar este deber es la libertad.

Hemos abusado de nuestra libertad inherente y natural, incluso la hemos olvidado.

Hemos elegido no cumplir con nuestro deber, más bien, vivir en deuda.

 

II

La redención es el proceso en el que la Creación organiza que nuestras deudas sean honradas suficientemente para que podamos ser una vez más libres de pagar nuestro propio camino.

Es decir, el acto de la redención nos devuelve el regalo de la libertad.
Esto pone ante nosotros un deber extra, y nos garantiza un derecho más amplio.

El deber extra es contribuir a las deudas de otros, siempre que podamos.

El derecho más amplio es contribuir a zanjar las deudas de otros, donde podamos.

Es decir, somos libres de contribuir con el acto de redención y participar en él.

 

III

La redención es un evento actual, y un proceso.

Para que la redención entre en nuestro mundo, necesitamos permitir que el proceso de redención tenga lugar en nosotros.

Cuando nos comportamos correctamente, podemos manejar las repercusiones.

Cuando nos comportamos erróneamente, las consecuencias nos abruman.

Cuando nos comportamos correctamente, las cosas funcionan.

Cuando nos comportamos erróneamente, las cosas se rompen.

La redención es un proceso de reparación en el que la tarea de reparar puede llegar a ser más fuerte que el modelo original.

El trabajo de redención está en marcha en el mundo en una escala tan colosal, y tan cerca de nosotros, que puede que no lo veamos.

 

IV

El acto de la música es una de las muchas acciones posibles a través de la cual la inexpresable benevolencia del Impulso Creativo puede entrar en nuestras vidas, dirigirlas y darles forma de una manera tan radical y abrumadora que una simple nota puede cambiar nuestro mundo:
siempre que la simple nota sea la nota correcta, y que la oigamos.

Mejor, entonces, si anhelamos oír, que aprendamos a escuchar.

La posibilidad está siempre disponible, a pesar de las limitaciones y restricciones colocadas sobre el evento, de que la acción que tiene lugar en el acto de la música pueda cambiar nuestras vidas.

Los músicos no profesionales pueden no darse cuenta del cinismo, la avaricia y violación sobre la que está basada la industria de la música.

Nuestro propio cinismo, en respuesta, es un precio demasiado alto a pagar: nos saca del evento.

A pesar de todos los intentos de constreñir el poder de la música, el acto de la música es siempre extraordinario.

 

V

Quizá hemos notado que el mundo con el que estamos familiarizados se está colapsando.

La abolición de la responsabilidad, por aquellos en posiciones de poder hacia aquellos que dependen de ellos, es un leitmotiv de nuestra historia reciente: la violación política, personal, profesional y moral es endémica en la cultura contemporánea.

El nuevo mundo está luchando por nacer, trayendo repercusiones pasivas del pasado y encarándose con la oposición activa de lo viejo.

El futuro está en su lugar, y esperando, pero aún tenemos que descubrirlo.

Nuestra posición actual es el puente en medio.

Esta posición es arriesgada, porque construimos el puente mientras lo cruzamos.

Una persona razonable podría desesperar; pero la Esperanza es irracional.

Los artistas, músicos y poetas tratan con lo irracional a diario.

La respiración viviente de nuestro trabajo es la cola invisible que mantiene juntos al intérprete, la audiencia y la canción.

Redención y arreglo, para aquellos comprometidos a servir al Impulso Creativo, es un aspecto del arte aplicado y totalmente práctico.

La gracia, siempre disponible, experimentada con simpleza, más allá del entendimiento, no requiere de la razón para entrar en nuestras vidas: pero necesita un vehículo.

 

VI

Algo ha salido tremendamente mal.

Por ello, muchas cosas han salido tremendamente mal.

Por ello, todo puede salir terriblemente mal.

Todo esto no tiene sentido a menos que experimentemos el terror de ser separados de la fuente que alimenta la Creación, y la convicción de que la Redención es enteramente real.

El resultado no está garantizado.

 

VII

Una mala nota conlleva repercusiones.

Esta mala nota perturba la nota siguiente.

Esto da dos malas notas.

La primera mala nota perturba la nota que va antes.

Esto da tres malas notas.

Un mal acorde en una secuencia interrumpe la progresión.

Un pulso, fuera de tiempo, perturba el ritmo.

Una vez que se pierde el ritmo, la composición se pierde de su despliegue en el tiempo.

El tiempo continúa pero la composición está separada de éste.

 

VIII

Vivimos, voluntariamente, en el sótano.

Pero para que subamos, alguien tiene que pagar el alquiler.

 

IX

Cualquier elección que hacemos para escapar de nuestras deudas, de deshonrar nuestros deberes, bloquea el puente sobre el cual volvemos al todo.

Esto es una des-integración.

El objetivo de ocuparse de los deberes que no han sido honrados es que podemos re-integrarnos con el todo: expiación.

La expiación es el regalo para nosotros dentro del acto de la redención.

 

X

Cuando un Buen Amigo paga mi deuda, y me libera de las repercusiones y el peso de esa deuda, soy libre para trabajar y adquirir algo propio.

Cuando tengo algo en el banco, quizá pueda pagar la cuenta de otra persona.

Al pagar sus deudas, zanjo las mías.

15 de julio de 1994
(Revisado: lunes 2 de septiembre de 2013)

 

 

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